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Horizonte

Núm. 01 (2018)

La representación y sus fronteras

DOI
https://doi.org/10.22201/10.22201/udir.2954341xp.27
Enviado
7 septiembre 2017

Resumen

Cuando se inquiere acerca de los elementos que definen al ser humano, se advierte que uno de los esenciales es la necesidad de representar, ya sea aquello que existe en su entorno o fuera del alcance de su vista. En cuanto alguien desea transmitir la percepción de un objeto, la pertenencia o la conciencia de su pertenencia o de su pura existencia, es necesario hablar de él, significarlo y re-significarlo, es decir, representarlo. La representación es base de todo nuestro conocimiento e involucra todas las disciplinas, desde matemáticas y filosofía hasta literatura, astronomía o religión, así como la hermenéutica depende del lenguaje y la geometría del dibujo. Por lo tanto, la representación se encuentra en el núcleo de las acciones humanas.

            Este artículo propone tres maneras para clasificar los tipos de representación de la realidad: 1) figuración, 2) configuración o 3) prefiguración de lo real o lo posible. Se figura cuando el propósito consiste en construir una imagen lo más parecida que se pueda a algo; se configura cuando se propone diseñarlo para construirlo o modificarlo; y se prefigura cuando se anticipa su existencia.

            Asimismo, se ofrece la distinción de cuatro fronteras de la representación —el concepto de frontera es utilizado en un sentido amplio, que no sólo separa, sino que produce espacios intersticiales— y estas son: la frontera entre 1) lo cotidiano y lo trascendente; 2) la vida y la muerte, 3) el cuerpo y la conciencia y 4) el yo y lo otro.

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